Por Francisco Urzuetta
Desde hace un buen de tiempo, es de dominio público, los diferentes stakeholders que se han desarrollado al interior del PAN los ha venido carcomiendo en un proceso de autofagia endiablado.
Lo peor de todo es que la ciudadanía lo percibió muchos meses antes del dos de junio. La respuesta de la sociedad fue alejarse del partido, porque, además, la misma gente que asiste a sus reuniones de información, comenta en voz baja, que son las mismas caras solamente cambiado de cargos y de ingresos.
La votación fue demoledora para la causa blanquiazul, perdiendo posiciones fundamentales para ellos y cediendo con generosidad a otros institutos políticos.
Un primer análisis lo permiten las cifras, los escaños alcanzados y el número ciudadanos con autoridades panistas. Pero en nuestra modesta y humilde opinión, hay mucho mar de fondo: Las tribus azules.
En primerísimo sitio se encuentran las tribus de palacio; envalentonadas por los índices de poder sobre el mismo partido y sobre diversos grupos sociales, estimaron que jamás les llegaría la curva menguante. No lo imaginaron; como tampoco previeron el incremento y la expansión de poder e influencia de la 4T.
El primer impacto: perdieron muchas posiciones dentro y fuera de la administración estatal y también dentro del partido, donde varios liderazgos de rancio apellido y militancia, simplemente les dieron la espalda. No solo por temas derivados de posicionamientos ideológicos que en el PAN han sido mal vistos y rechazados.
Este fue un segundo socavón que provocó y sigue provocando, movimientos telúricos, espasmos políticos y convulsiones, sin que algunos de los dirigentes dentro del partido hayan pasado sin pena ni gloria.
Lo peor es que las dirigencias de uno y otro lado, nada más no comunican nada… no hay posicionamientos fuertes sino solo anuncios descafeinados. No hay fuerza en las narrativas, sino mensajes edulcorados cuando más se necesita fortaleza, dirección y certidumbre para los militantes y parsa la misma sociedad.
Otra escisión que provoca sacudidas formidables, es la inacción de los panistas en gobierno y en las estructuras del partido, que nada más ven pasar a las huestes de Eduardo Verástegui que, con o sin Milei, se está llevando una buena cantidad de simpatizantes, en particular, quienes proponen dejar de coquetear con el aborto, las comunidades de la diversidad y las alianzas de dudoso éxito como las impulsadas por el impresentable Marko Cortés.
La molestia dentro la tribu de los “ortodoxos azules” recrudece ante las divagantes posturas del gobernador menguante Diego Sinhué que según se dice en radio pasillo, ya tiene un piso en las Europas…
Nadie lo dice fuerte… pero todo mundo en la sociedad guanajuatense se pregunta: ¿Por qué irse a vivir hasta allá?
Y el hoyo final es que el panismo guanajuatense tampoco ha sabido vincularse con la sociedad, con los grupos organizados de las colonias populares, suburbanas y las comunidades del campo, donde Morena ha re nido sus mejores éxitos electorales.
Lo peor de todo es que tampoco las dirigencias azules han aprendido a vincularse con los liderazgos sociales y eso, en buen español, se paga… O dicho de otra manera… ¿Usted ya vio alguna foto donde los dirigentes panistas y los gobiernícolas azules hayan ido a darle la bienvenida al nuevo Arzobispo Calderón?…. Es nada más por preguntar, porque todo parece apuntar a que al PAN lo derrotó la victoria.