Por René Mondragón
¿NO HAY PROBLEMA?
La nota principal desde hace varios días, es la negativa de la presidenta para bajar la publicación de la Reforma al Poder Judicial, del Diario Oficial, en acatamiento a una orden de la Jueza Nancy Juárez, autoridad constitucional y por ende, competente para emitir ese tipo de resoluciones.
La respuesta presidencial fue por demás, tan ignorante como vitriólica: (…) a mandataria respondió desde el espacio conocido como La Mañanera del Pueblo afirmando que no llevaría a cabo tal acción, al tiempo de también denunciarla por la siguiente razón (…)
Los mexicanos sensatos habíamos creído que los tiempos de berrinches y pataleos habían concluido con el sexenio, lamentablemente, no es así. Convicta y confesa, en todos sus términos, la mandataria anunció que no cumplimentaría la orden de la jueza y que, además, la denunciaría ante el Consejo de la Judicatura Federal,
QUE ALGUIEN NOS EXPLIQUE
Evidentemente, la resolución de la jueza alcanzó también el desacato del expresidente quien también incumplió con una orden judicial.
Sin embargo, lo que todo mundo observa en estos momentos, tiene un fondo mayor del que se aprecia a primera vista: De inicio, la inquilina de palacio exige para todos lo que no es capaz de realizar ella misma, lo que conlleva además, la vieja cultura nacional de que las normas se hicieron para violarlas.
En un segundo mensaje, se comunica que la ley puede torcerse al gusto del consumidor, lo que es una clara invitación a corromper a quien sea, con tal de que cada quien se salga con la suya. Lo que la presidenta no ha calibrado en su total dimensión es que, hacer pedazos la norma jurídica para cumplir un enfoque personal, también es corrupción. Y esta circunstancia la coloca en total incumplimiento de su promesa de acabar con la corrupción como lo ofreció en su toma de protesta; hecho que le agrega una falsedad a los ofrecimientos hechos al pueblo bueno y sabio; es decir, a los suyos.
Como tercera vertiente, esto nos refiere que en el sexenio, habrá un doble discurso, una doble moral y un doble rasero para que la autoridad asuma un comportamiento ético a plenitud.
ÉTICA A CONVENIENCIA
Es bien sabido que en el pensamiento marxista-leninista que ha ostentado la mandataria, se violenta el principio de “no contradicción”, lo que la tiene sin cuidado.
Es delicado el tema porque este mecanismo de pensamiento le lleva a conceptualizar las cosas de manera diferente –por decirlo de forma suave- como fue el caso que muchos mexicanos presenciaron cuanto gente adherida a sus huestes, literalmente, asaltaba y robaba electrodomésticos y teléfonos celulares de varias tiendas en la capital. Cuando el reportero le hizo el señalamiento de que sus fans estaban cometiendo un delito al amparo de la agitación, quien esto escribe recuerda que la entonces jefa de gobierno indicó que esos actos implicarían un robo, si las personas que sustrajeron los bienes lo hubieran hecho para emplearlos en su uso personal; pero cuando esos atracos fueran hechos con la intención de que sirvieran “a la causa”, por esa razón no podrían catalogarse como robos. Es decir, que alguien lo explique.
¿PISARÁ LA CÁRCEL Y DEBERÁ ABANDONAR EL CARGO?
Como están las cosas, el escribano considera que eso no va a pasar. La doctora ni va a dimitir, ni comparecerá ante el Ministerio Público, ni la van a multar y si le llega un oficio sancionándola, el documento será enviado a su archivo personal de palacio: al cesto de la basura.
La idea es reventar al Poder Judicial y evidenciar que ese asunto de los contrapesos instituido por el constituyente, tiene el mismo valor que un comino. La parte más delicada es que, si la mandataria actúa de esa forma arbitraria y carente de motivación y fundamentación, cualquier mexicano podría convertirse en extraterrestre por temor a represalias de este tamaño, porque si ella puede violentar la norma jurídica… entonces, cuaquiera también puede hacerlo. Al tiempo